Fin del Congreso del rencuentro donde tras dos años privados de abrazos, hemos podido juntarnos de nuevo para volver a saludar a “viejos” amigos/as como Adrián y Dani (foto), así como conocer a otros nuevos.
Este año, uno de los platos fuertes ha sido la “disputa” entre los grupos de compra de centros, ávidos por captar y hacerse con la adquisición de clínicas y hospitales de cierto tamaño y/o prestigio, según las preferencias de cada uno.
Resulta curioso ver desfilar a los propietarios de estos centros como la “guapa del baile”, pasando por las distintas paradas de la Feria, dejándose querer, a la conquista del príncipe azul de sus sueños.
Somos un gremio en general con poca formación empresarial, por lo que a los colegas les digo siempre lo mismo: no hay que precipitarse ni volverse loco. No hay malas opciones, pero sí distintas. Es necesario conocer en primer lugar cuáles son las preferencias reales de cada propietario (necesidad económica, proyecto, permanencia en el centro, rol a desempeñar, desarrollo profesional, conciliación familiar, etc.) para luego pasar a un proceso de captación de información y escucha.
Es primordial conocer realmente lo que conlleva una oferta, y no hablo sólo de dinero, sino del proyecto que hay tras la firma. Hay que saber en torno a qué ejes girará el desarrollo del centro, con un mayor foco financiero y de control de números, o bien en la formación y crecimiento de los equipos, de instalaciones, personas de apoyo, continuidad de la filosofía, etc. No digo que una clínica sea como un hijo, pero casi, es algo que cuesta muchísimo sacrificio y trabajo sacarla adelante, y el tener que decidir que hacer con ella y qué pasará con el futuro profesional del propietario lo convierte en una decisión muy importante.
Muchísimas gracias a todos/as los que habéis venido a saludarme, me siento más orgulloso que nunca de ser veterinario, y poder disfrutar, charlar, y por qué no, tomar una cerveza con vosotros/as. Abrazos!